Me gustan las historias calientes de MIlLF calentorra que leo por aquí, os he mandado este correo para que pongáis mi relato. Y ojalá me lo publiquéis para que al menos los lectores o chicos que frecuentan estas líneas, sepan lo que es una madre cachonda. Lo soy y esa es la verdad desde que llevo más de 30 años casada con mi paciente y buen hombre marido. Pero qué le voy a hacer si mi rajita va por otro sitio, ya prácticamente superados mis cincuenta años en la cama no hacemos nada, se ha ido todo el morbo y toda la gracia lechal. Me refiero de lecho conyugal.
Es por esta razón que quiero a todo el que me lea que sepa lo madurita y caliente que soy, lo mucho que me gustan los chicos más jóvenes. Sí, eso digo, más jóvenes que parece que la gente se escandaliza cuando una mujer se derrite por pieles tersas y penes endurecidos. Ellos, en su tercera edad, sí pueden ir con jovencitas verdad, que parecen sus padres, y nosotras acaso no podemos, pregunto. Pues eso creo que ya se acabó, yo soy gordita, de las gordibuenas, de saber dónde y cómo agarrar, y eso les enloquece. Y cuando un bosque se manifiesta, un matojo se presta, por coño grande y peludo que sea. Eso aún les gusta más, si no que se lo pregunten a Iván cuando en mi coche después de la playa, me pudo disfrutar.
MILF calentorra se sincera en llamadas a todas horas
Es así como he llegado hasta aquí, sabiendo que a vosotros los más jovencitos os encantan maduritas sin complejos y con tetas grandes, por qué será… Mis tetas son de gran tamaño, y ya a mi edad superados esos 50 años caen por la ley de la gravedad. Circunstancia que he sabido muy bien aprovechar porque a vosotros os gusta cantidad, tener a una gorda de verdad, una marrana madurita en carnes entradita. He hecho algún escarceo fuera del matrimonio, jugando a MILF calentorra española que queda con chico extraño por primera vez, que me dejo manosear en mi coche y que vuelvo a casa renovada. Lo he hecho un par de veces y este verano del 25 lo hice con un veinteañero depilado que me encontré en la playa.
Tanto fue el morbo que yo me insinué y me lo llevé a mi coche y allí con la sal reciente del baño marinero estuvimos haciendo tocamientos y comentarios obscenos para vernos nunca más. Esa experiencia de poder liberarte y decir fóllame jovencito quiero tu polla, no tiene igual. Sabía que nunca más le volvería a ver, como así ha sido. Pude mojarme tanto y correrme en el asiento de atrás, que cada vez que subo al coche con la familia no puedo dejar de recordar. Mujer caliente, madre desesperada y sobre todo madura enrabietada por vivir lo que nunca me corrí.