La había conocido por Facebook, era amiga de un amigo. Ni tiktok, ni Badoo, solo facebook esta madura vestida o desnuda. Porque las amigas de mis amigos son mis amigas, es una frase mía. Y es lo que me repetía una y otra vez ella, me prefieres vestida o desnuda. Vaya pregunta me decía yo.
Pero la verdad que era una pregunta trampa, luego ella me mostró la razón. Se puso en la misma posición con y sin pantalones, pero luego se verá. La morena atrevida estaba divorciada, trabajaba y trabaja en Mercadona y nos habíamos citado fuera del super, al acabar su turno. Ella en el chat que mantuvimos durante siete días, se mostraba fantasiosa morbosa y con muy pocas experiencias fuera de su reciente frustrado matrimonio. Digamos que era una divorciada virginal. Lo que más me podía gustar, inexperta fuera del matrimonio.
Y es así como nos conocimos y con ese morbo que hablábamos por el chat del Facebook, me decía cosas que nunca había escuchado. Pero ante el control excesivo en Facebook, pasamos al teléfono, mucho más íntimo. Más bien parecía un teléfono erótico de lo caliente que nos poníamos con nuestras conversaciones. Ella tiene fantasías muy diversas, a cual más erótica y viciosa. Probadores, sexo entre arbustos, enseñar en la playa, calentar a los hombres, masturbar a extraños, todo esto y más rondaba por su cabecita virginal. Porque en realidad, no había probado nada de eso, pero conmigo, se abría mentalmente.
Dogging mental con madura vestida o desnuda
Ella se exponía ante mí, con todos sus pensamientos más pervertidos. Un dogging mental de mostrarse al primero que se le cruzara entre los arbustos o matorrales. Ella le hubiera hecho un pajote no telefónico, si no real, al primer tío en la playa que se le hubiera acercado. Y entre todas estas pajas calenturientas tuvimos que quedar fuera del Mercadona, al acabar ella su turno. Y es de verdad que me encontré con una madura hecha y derecha, morena, media altura, bien proporcionada, y lista para el embalaje con un repartidor de Amazon como soy yo.
Tengo que decirte que me pone muy cachonda ponerme ropa y luego quitármela, y que me digas, si me prefieres vestida o desnuda. Me pondré en la misma posición, tumbada subiendo las piernas, con ropa y luego sin ropa. Verás la diferencia, y comprobarás cómo una mujer puede cambiar cuando llevamos esta tela que nos cubre o cuando nos despojamos de ella.
También te aseguro que soy velluda, peluda, y que si me pongo con las piernas en alto no acertarás ni a ver mis agujeros. Soy tan morbosa como eso, quieres que vayamos a mi casa y lo probemos.
Me preguntó, y así, con esta introducción tan directa, nos dirigimos hacia su casa. Seguirá.
