Vecina cachonda espía al vecino

Mi mujer no tiene otra cosa que espiar al vecino nuevo, yo siempre queriendo tener una vecina cachonda y es ella, la que está caliente para toda la escalera. Somos un matrimonio de más de sesenta años y ya no practicamos sexo. Bueno de tanto en tanto, pero ha pasado a ser algo esporádico. Mi esposa ya tiene 63 años, y aún está buena aunque parezca que no por su edad. Y resulta que un vecino que puede ser su nieto prácticamente, parece que la vuelve loca.

Es algo extraño que tu esposa esté mirando y fantaseando con otros hombres, tan extraño como placentero. Y es cierto eso que dicen de los cornudos satisfechos, los que se calientan viendo o pensando que la mujer está con otro. Nuestra vida sexual como digo es mínima ya a nuestros años y estas pequeñas cosas hacen de esta vida anodida y aburrida algo más interesante.

La vecina cachonda es mi mujer sesentona

Así es, la vecina cachonda que siempre he buscado la tengo en mi propia casa: mi santa esposa. Y eso que no parecía muy guarrilla cuando nos casamos, pero poco a poco se fue destapando. Se fue mostrando mucho más activa en la cama, con ideas que a mí, ni me rondaban por la mente. Ideas liberales, abiertas, de querer estar con hombres más jóvenes, de querer hacer sexo en sitios al aire libre.

Y claro, todo eso empezó a sorprenderme y por qué no, a cautivarme. Mi mujer goza de buenas tetas lo cual verlas sobadas por otro hombre, llegado a este punto, no me disgustaría. Este joven vecino por el que mi mujer pierde la cabeza cuando llega a casa y se pone a espiarlo, podría ser la llama que volviera a encender nuestro matrimonio. ¿Sería un cornudo consentidor? Pues probablemente sí, pero con un motivo muy interesante, y es el de hacer de esta vida algo más divertido.

Deja un comentario