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Cornuda resentida viene a mi casa

No hay mejor presa que una cornuda resentida, tras una decepción de amor eterno y  un«sí claro, te querré toda la vida, en lo bueno y en lo malo» de su infiel marido, viene el derrumbe. Eso duró lo que tardó otra tetona en ponerse en su camino, en el del marido me refiero. Ella, la cornuda, al parecer se enteró de todo, que por cierto, es gordita madura, fea y cachonda, y sobre todo muy caliente. Como el queso de un San Jacobo. Son las que más me gustan y las que me ponen más cachondo.

Total, que estuvimos hablando por un chat, xat maduras, yo creía que sería un tío como el 90 por ciento de lo que corre por esos chats. Pero casualmente, detrás de la pantalla, había un coño y unas tetas. No era una modelo de Armani pero era una mujer española, que más se podía pedir y gratis.

¡Qué digo gratis!, lo que ella me dijo fue: «Hazme un bizum caliente y hablamos de sexo sin prejuicios por teléfono, que tengo ganas de marcha». Tal cual.

Nada, ya estoy enviando unos euros por bizum, pero teniendo ya su teléfono y hablando de sexo sin tabús, ya es un paso. Me hice un pajote rapido, tardé en correrme en cero coma, o sea, nada y menos. Así que unas pajas rapidas siguieron a esa primera y las ganas que tenía de montarla eran impresionantes. Pero todavía nos separaba la dichosa linea telefónica.

Mi casa para la cornuda resentida y caliente

Por eso, estuvimos hablando por su móvil durante rato, y tras haberle enviado algo de dinero, lo cual hasta me calentaba pagar por pajearme, descargué unas cuantas veces en solitario. Me dijo que su marido le había engañado con una guarra y ahora ella quería hacer lo mismo. En definitiva, que era una cornuda resentida con ganas de venganza. Me lo ponía perfecto porque yo quería lo contrario: tirarme a una despechada casada sin dar explicaciones.

Lo que se dice juntarse la flor con la abeja, la miel con la colmena, la golfa y el salido, o sea yo mismo. Y yo tenía el aguijón para darle caña. Me contó lo mucho que le gustaba ser sumisa en la cama, una perra y una esclava, una servidora. ¡Mejor imposible!, y también me contó que si nos gustábamos al vernos, podría follármela cuando quisiera, sin tarjeta ni Visa ni nada. Ya bastante había pagado para seguir haciéndolo por teléfono, así que gratis a partir de ahora, podría hacer con ella lo que quisiera.

Después de todo, el polvazo telefonico que tuvimos fue nada con lo que vino después, ni webcams ni nada parecido, ni Placercams ni chat con maduras, ni nada. Porque como lo real, no hay nada. Os lo puedo asegurar. Sus tetas caidas, su culo enorme de casada y follada por otro, ¡y ahora era mía!

Cada vez que quedamos, es más morboso. Porque tiene fantasías de todo tipo: de colegiala, de profesora, de cajera gorda… Su venganza de cornuda resentida hace que mis corridas en su cara de viciosa sean cada vez más abundantes. Y verle ese anillo de casada cuando la estoy metiendo y empotrando, me la pone más dura todavía.

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