Linea Erotica Maduras

Vecinas maduras gordas se follan un joven (1)

Eran las cuatro de la tarde pero estas vecinas maduras gordas, Pili la morena y María tetona rubia se tomaban el café como de costumbre. No sabían qué hacer ese martes porque era una hora muy mala para salir. Sus maridos estaban fuera, trabajando como siempre, porque ya se sabe que hay que trabajar. Menos ellas y su vecino de abajo.

Y es entonces cuando decidieron hacerles cornudos, follarse al vecino más joven. De esta manera, dar un rumbo nuevo a la tarde y llamarlo, para ver si tenía un hueco en su agenda. Más que un hueco tenía un agujero negro, porque estaba en el paro y con menos ganas de trabajar que un mono. El que ellas necesitaban para pelarle el plátano.

En seguida que bajaron y se lo comentaron, no dudó el joven desempleado en subir con ellas. Vivía todavía con los padres pero con menos perspectivas que el decorado del tren de la bruja.

Vecinas maduras gordas se insinúan al vecino

Y de esta forma se encontraron los tres solos en casa de ella, de la morena, de Pili, gordita y provocativa, con un escote de BBW (big beatufil woman) que a él, a Federico le perdía solo con la mirada. Él miraba a las dos vecinas gordas cachondas, y pensaba cómo serían desnudas, cómo serían esos coños, si peludos o rasurados como el de una muñeca de Famosa. Él subió a su piso, con sus vaqueros y sus zapatillas de deporte, deportivo y jovial, para contraste con maduras gordas y necesitadas.

Lo que se le estaba poniendo duro, era su capullo. Que ellas ya iban rozando por encima de la bragueta después de dejar a un lado el café.

Las miradas de complicidad entre estas dos maduras gordas lesbianas eran muchas, por eso, se atraían entre ellas. No sería de extrañar que acabarían comiéndose las tetas, pensaba el pobre Federico. De esta forma dejaron el café que estaban tomando, porque al final, era una excusa para estar los tres juntos.

Y pasó lo que tenía que pasar, las miradas subieron de tono entre los tres, sus coños peludos empezaron a mojarse desde su interior, sus tetonas empezaban a endurecerse, los pezones. Pero lo mejor de todo, era este trío de indecentes bien guarros que empezaba a formarse. El joven con las dos maduras guarras casadas adúlteras. A Federico la polla se le iba endureciendo y Pili, la más atrevida le desabrochaba el pantalón y María, se iba preparando sus tetones, para sacarlos, para ponérselos en la boca. Seguirá… en la segunda parte de vecinas gordas.

 

vecinas maduras gordasvecinas gordas maduras

Deja un comentario